Venenos  comunicativos con nuestros adolescentes

El adolescente siempre está en búsqueda de fecundar emociones de su existencia, de probar y descubrir intereses de espacios culturales, afectivos y de búsquedas de maneras de vivir que ya conocía y que le gusta revivir. La adolescencia es el momento que nos damos cuenta de cuán vital es el otro biológica, afectiva y socialmente para cada uno de nosotros, y de cuánta necesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos.

 Vamos a focalizarnos en la comunicación que hacemos como padres a nuestros adolescentes y podríamos mejorar una mejor relación una vez identificados estos venenos comunicativos que el día de hoy llamamos, una vez detectados para modificar nuestra comunicación asertiva y poder tener una mejor relación con nuestro adolescente.

   Si usted quiere que su adolescente cambie, lo invito a cambiar la mirada que usted tiene de él y veremos resultados muy efectivos en nuestra relación con nuestro adolescente.

   ¿Cómo es la comunicación que hago con mi adolescente? 

·         Comunicación paradójica es la petición de intentar por obligación hacer algo que por su naturaleza ha de ser por fuerza espontaneo acaba inevitablemente bloqueando aun más la acción. El carácter paradójico de las peticiones imponentes hace que el receptor sea incapaz de aceptarlas, cosa que lo deja en una situación de la que es imposible salir, bien porque la persona rechaza la comunicación, bien porque trata de aceptar por la fuerza.

·         Pedir a los hijos que tengan comportamientos concretos y no estados de ánimo por ejemplo juega con tu hermana en lugar de decirle tendrías que pasarlo bien jugando con tu hermana; estudia porque es tu deber, no hace falta que te guste en lugar “deberías de tener ganas de estudiar, no porque te lo pida yo, sino porque sabes que es por tu bien” son órdenes claras que permiten a los hijos realizar lo que se les pide, sin caer en la trampa de la paradoja.

   Ejemplos:

     Sé mejor que tú lo que sientes, la auto profecía se cumple; expropiar los sentimientos atribuyéndoles estados de ánimo inexistentes que acaban siendo provocados, ejemplos de comunicaciones del tipo de “sé mejor que tú lo que sientes” “no puedes estar tan mal con un poco de fiebre” “crees que tienes sueño” “te parece que estás alegre” “estás rencoroso conmigo” estas comunicaciones pueden ser que se cumpla la profecía o simplemente sacar de sus casillas a la persona. En el caso del receptor de la comunicación venenosa no hará sino confirmar que tiene algún problema ¿por qué reaccionar de una forma tan agresiva ante una afirmación tan banal?

·        Lo ideal es preguntar antes que sentenciar, por ejemplo, me pareces enfadado, ¿o me equivoco? Pero podría equivocarme; corrígeme si me equivoco, pero creo que estas dolido conmigo.

·           De esta manera se permite al hijo entender mejor lo que está pasando sin generar efectos colaterales indeseados.

·          Muchas veces los adolescentes tienen miedo de crecer y su sola manifestación es siendo rebelde, sufriendo de una profunda angustia existencial, cada vez que se rebela el adolescente, está pidiendo inconscientemente atención y protección a los padres.

·        Deja lo hago yo, la comunicación que descalifica; casi siempre va acompañado de buenas intenciones en quien lo propone, esta modalidad se expresa con suma gentileza, pero en realidad oculta una forma de descalificación sutil de las capacidades del otro. Cuando se vuelve constante este tipo de comunicación en la relación padre e hijos estamos ante un guion decididamente disfuncional para los hijos: la hiperprotección; ya que estamos hablando de las situaciones donde los padres acaban ocupándose y preocupándose de todo lo que afecta a la vida de los hijos: les ayudan a que su vida sea lo más fácil posible.

·         Yo sé cómo funciona el mundo, “estrategias que incitan a la rebelión” cuando ambos padres o uno de los progenitores es autoritario en el que el poder es ejercido con firmeza e inflexibilidad dando niveles bajos de aceptación de las opiniones y de los deseos de los hijos. Frecuentemente el padre aparece jerárquicamente dominante y la madre puede asumir en ocasiones el papel de mediadora, cuando las posturas de los padres son divergentes. Si el guión se mantiene durante mucho tiempo, podría estructurarse una auténtica “contradependencia” donde los hijos acaban de construir su dependencia “al contrario” siendo la rebelión la que estructura el vínculo de dependencia siendo la rebelión que estructura “hago y pienso lo contrario de lo que haces y piensas tú”. La autonomía consiste en poder escoger de vez en cuando, de acuerdo con las propias convicciones y los propios sentimientos, de lo que consideramos justo.

·          La ultima estrategia venenosa de la que nos ocuparemos” lo hago solo por ti”, cuando el sacrificio culpabiliza. Todos en alguna vez de nuestra vida hemos ocupado ese sentimiento de culpa. Regularmente el padre que se haya sacrificado se lamentará que su hijo no le reconozca el sacrificio por lo cual hará sentir culpable, basándose en un altruismo insano. El mensaje de solo lo hago por ti” de modo que no solo el hijo se encuentra en una situación de deuda no solicitada, sino que experimenta emociones ambivalentes: debería de dar las gracias al progenitor por su generosidad, al mismo tiempo se siente irritado porque esta generosidad no ha sido deseada ni mucho menos solicitada. También existen frases donde podemos crear sentimientos de culpabilidad en nuestros hijos; las frases típicas “es todo culpa tuya” “mira lo que me has hecho hacer” “te lo dije…” “¡¿no quisiste hacerme caso ves?!”. una versión más refinada aún para crear a la vez sentimiento de culpa, descalificación y enfado en nuestro interlocutor es la “reprobación”. Técnica que ha evolucionado que consiste primero en felicitar al otro y valorarlo, e inmediatamente afirmar que podría haberlo hecho mejor, o más, o que lo que ha hecho no es suficiente, “si, está bien, pero no es suficiente, podrías haberlo hecho mejor”, de esta manera nace el “veneno” precisamente del contraste entre la primera y segunda parte de la afirmación.

 

   Si usted recuerda la adolescencia es una etapa de la vida que comienza y termina, tendrá la fuerza de esperar, de soportar, de relativizar los inconvenientes inherentes a esta prueba insoslayable que todos los padres y sus hijos deben atravesar.

 

 

 

Mirta Govea. Psicóloga Clínica.

 

Lutereau, Luciano. Esos raros adolescentes nuevos. 8, 9.

Nardone, Giorgio. Ayudar a los padres a ayudar a los hijos. 130-132.

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