La inmadurez emocional y su esquema
Las tres manifestaciones más importantes de la inmadurez emocional relacionadas con el apego afectivo y con las adicciones en general:
1) Bajos umbrales para el sufrimiento o la ley del mínimo esfuerzo
La incapacidad para soportar lo desagradable varía según de un sujeto a otro. No todos tenemos los mismos umbrales o tolerancia al dolor. hay personas que son capaces de aguantar una cirugía son anestesia, o de desvincularse fácilmente de la persona que ama porque no les conviene, mientras que otras hay que obligarlas, sedarlas o empujarlas, porque son de una susceptibilidad que raya el merengue. Dicho de otra manera, si una persona no soporta una mínima mortificación se siente incapaz de afrontar lo desagradable y busca desesperadamente el placer, el riesgo de adicción es alto. No será capaz de renunciar a nada que le guste, pese a lo dañino de las consecuencias y no sabrá sacrificar el goce inmediato por el bienestar a mediano o largo plazo; es decir carecerá de autocontrol.
2) Baja tolerancia a la frustración o el mundo gira a mi alrededor
Lo infantil reside en la incapacidad de admitir que “no se puede”. Si a un niño malcriado, se le niega un juguete con el argumento real de que no se tiene el dinero suficiente para comprarlo, él no entenderá la razón, no le importará. La clave de este esquema es el egocentrismo, es decir. “Si las cosas no son como le gustaría que fueran, me da rabia”. Tolerar la frustración de que no siempre podemos obtener lo que esperamos, implica saber perder y resignarse cuando no hay nada que hacer. significa ser capaz de elaborar duelos, procesar pérdidas y aceptar, aunque sea a regañadientes, que la vida no gira a nuestro alrededor. Aquí no hay narcicismo sino inmadurez.
3) Ilusión de permanencia o de aquí a la eternidad
Hace más de dos mil años, Buda alertaba sobre los peligros de esta falsa eternidad psicológica. “Todo esfuerzo por aferrarnos nos hará desgraciados, porque tarde que temprano aquello a lo que nos aferramos desaparecerá y pasará. Ligarse a algo transitorio, ilusorio e incontrolable es el origen del sufrimiento. Todo lo adquirido puede perderse, porque todo es efímero. El apego es la causa del sufrimiento. En el caso de las relaciones afectivas, la certeza sí que es incierta”. El amor puede entrar por la puerta principal y en cualquier instante salir por la de atrás. No estoy diciendo que no existan amores duraderos y que el hundimiento afectivo deba producirse inevitablemente. Lo que estoy afirmando es que las probabilidades de ruptura son más altas de lo que se piensa, y que el apego no parece ser el mejor candidato para salvaguardar y mantener a flote una relación. no hay relación sin riesgo. el amor es una experiencia peligrosa y atractiva, eventualmente dolorosa y sensorialmente encantadora.
Mirta Govea. Psicóloga Clínica.
Govea Mirta