Resiliencia infantil primaria
Corresponde a la capacidad de una persona para sobreponerse a los desafíos y adversidades de la vida, gracias a que sus progenitores u otros adultos significativos han satisfecho sus necesidades, les han educado y les han protegido como sujetos legítimos. En este sentido son particularmente importantes los tres primeros años de vida, cuando la maduración, organización y desarrollo del cerebro y la mente infantil se van conformando gracias a los buenos tratos. La manifestación más importante de todo esto es el desarrollo de un apego sano o seguro como resultado de los cuidados, estimulación, protección y afecto que las figuras de apego primario, en especial la madre, proporcionan a sus hijos e hijas. Los estudios sobre el impacto positivo de los buenos tratos sobre el desarrollo infantil nos ponen en contacto con los ingredientes de la “resiliencia primaria”.
Es decir, un apego seguro, empatía, habilidades, conocimientos, destrezas y comportamientos sociales altruistas, a través de los cuales los niños y niñas van ganando competencias de todo tipo hasta alcanzar su madurez.
Este desarrollo sano es lo que proporcionará a los niños y adolescentes la capacidad de afrontar experiencias difíciles y raumas de diferentes tipos sin dañarse irremediablemente. Esto les permitirá adquirir las competencias básicas para el ejercicio, en el futuro, de tareas tan complejas como ser padre o madre.
Mirta Govea. Psicóloga Clínica.
Govea Mirta